lunes, 8 de marzo de 2010

The woman in the window (Fritz Lang. 1944)


Hoy el día ha sido lluvioso y extremadamente gris en Zaragoza. En la mañana intenté condensar un poquito de calor alrededor de una taza de café pero el cortado fue, efectivamente, corto y el cielo se encapotó apelmazándose sobre la ciudad para no desperezarse ya en todo el día. Más tarde, fui a trabajar. Trabajar un domingo en un centro comercial cerrado es parecido a visitar un parque de atracciones abandonado, cono todo por el suelo, sucio, con poca luz... Sobreviví a la plomiza tarde que ví transcurrir a través de frías cámaras de seguridad. Al aproximarse la medianoche, ya fuera del lugar donde había gastado ocho largas horas , por costumbre comencé a sentirme más vivo que ningún otro momento del día. Para ver cómo cambia de número el día mientras se apaga el rojo neón de Coca-Cola que está situado frente a mi casa elegí "The woman in the wondow" ("La mujer del cuadro") de Fritz Lang, 1944. En el mes de octubre ya tuvímos ocasión de comentar "Scarlett Street" ("Perversidad") que, también dirigida por Lang, en 1945 podía parecer una continuación de ésta que nos ocupa hoy. No obstante, después de refrescar el recuerdo que tenía de "The woman in the window" puedo afirmar que no es para tanto la similitud a pesar de la coincidencia en el reparto, la pintura y el tema principal.

En esta película Fritz Lang nos explica cómo la simple pero mágica aparición de una bella mujer sin ganas de dormir en plena madrugada puede alterar vertiginosamente la apacible vida de un hombre casado, padre de familia. Edward G. Robinson (otra vez, glorioso) encarna al Profesor Wanley de la Universidad de Gotham, cabeza de familia ejemplar con una vida exquisitamente ordenada. El profesor Wanley rechaza la invitación de dos colegas que insisten en llevárselo de fiesta a un cabaret en su primera noche que pasa sin su familia, que se ha ido de vacaciones. Sus pretensiones son tan simples como tomar un par de copas en el club con sus amigos y después marcharse tranquilamente paseando hasta su casa, guardando así la ausencia de su familia. No obstante, sus amigos le advierten en el club que aquéllos que pretenden llevar una vida demasiado ordenada son los que, en definitiva, se enredan en los peores peligros. El profesor Wanley, sin hacer caso a sus amigos, se marcha paseando a su casa cuando se detiene ante un escaparate que exhibe un hermoso retrato de una mujer por la que se siente idílica, casi oníricamente atraído. En ese momento el rostro de "la mujer del cuadro" (Joan Bennett) se refleja en el cristal del escaparate al lado justo del retrato, causándole al profesor lo que parece al principio una visión y a la postre se convertirá en el fatal detonante del mayor problema de su vida. La modelo que posó para el retrato está frente a él, en plena noche, sonriéndole y ofreciéndole una copa en un tranquilo bar cercano. El profesor Wanley, que había rechazado la invitación de sus amigos, sin embargo no duda a la hora de acompañar a esa señorita soltera a su apartamento... para ver más cuadros del autor. En ese apartamento la chica en cuestión había quedado con otro hombre, pero esa información la había ocultado ante el bueno del profesor. Así que, ante la aparición del otro hombre, se desencadenan unos trágicos hechos que convertirán la tranquila vida del profesor en una auténtica pesadilla con nombre de mujer. La película está muy bien y las interpretaciones, una vez más, están a la mayor altura. Edward G. Robinson, en fin...¿qué puedo decir?; todavía no le he visto una interpretación mala. Joan Bennett, como en "Scarlett Street", es esa mujer que con una mirada te puede convencer de cualquier cosa en una noche. La aparición de Dan Duryea como "el malvado pesetero" es genial. Ver con qué chulería se mueve por el apartamento de la chica sobornándole para sacarle hasta el último céntimo es una delicia. Para terminar, el papel de Raymond Massey como policía y amigo de el profesor Wanley es sobresaliente. Otro actorazo al que no he podido verle en una mala interpretación.

Pero si hubiera que ponerle alguna pega a esta gran obra de Fritz Lang sería, en mi opinión, el increíble final con que se nos obsequia. Siempre que he visto este final creo que es el alternativo y que el que se sugiere, justo en la escena anterior, sería el correcto... mucho más lógico. Por eso el final de "Sacarlett Street" se me antojó mucho más creíble que éste. No obstante estamos ante un guión genial y una dirección impecable. Ahora les dejo con la hechizada aparición de "La mujer del cuadro" y el incidente del apartamento que desencadena la pesadilla:

20 comentarios:

Raúl G.R dijo...

Imperdonable, lo sé. Aún no he visto la película. Lo haré. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Peliculón, recital de E.G. Robinson. De todos modos a mí, personalmente, no me chirría el final en absoluto.
Un abrazo.

Elvira dijo...

¡Magnífica entrada, Marcos! Me encantaría ver esta película, no recuerdo si la vi en la tele de muy jovencilla alguna vez. Y Edward G. Robinson es un actorazo, como bien dices.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Buenos días Marcos...
la vi hace años..un film de cine negro magnífico... Edward G. Robinson realiza un papel excelente..
un saludo

Marcos Callau dijo...

Si supieras todas las que no he visto yo, Manchas de tinta... Eso sí, ésta es imprescindible.

Yo había pensado que a lo mejor tuvo algo que ver la censura pero, sin embargo, al año siguiente Fritz Lang nos ofrece el final opuesto. Yo me quedo con esa escena de Edrward G. a punto de beber el vaso de veneno.

Gracias, Elvira. No es de las que más han puesto por la televisión pero yo recuerdo al menos dos veces. Una fue en "Polvo de estrellas", un programa de Carlos Pumares en Antena 3. La otra fue en ¡Qué grande es el cine" de Garci.

Cine negro esencial, Lázaro. La aparición de Joan Bennett reflejada en el cristal es impresionante.

ethan dijo...

Pues tengo que decirte que antes de leer tu magnífico post ya tenía pensado comentar lo del final, pero veo que tenemos la misma idea: ese final impuesto no se lo cree ni Lang, de hecho creo que hace todo lo posible para que no perdamos de vista el verdadero final.
Un abrazo y viva el cine negro!

Marcos Callau dijo...

Viva, viva Ethan. Es que en la de 1945 ("Perversidad") yo creo que termina como quisiera haber terminado ésta. Además se ensaña con el pobre Edward G. Robinson de una manera brutal.

atikus dijo...

Enorme...tremenda película sib duda!!. me encanta esa manera en que se van desquiciando las cosas. Ciertamente el final pudiera parecer absurdo, de todas formas con esta maravilla de peli todo es creible, sin duda Edward G. Robinson esta bestial!

saludos

Marcos Callau dijo...

Claro, Atikus. Se podría decir que el final es pura anécdota que ante tan gran película es totalmente admisible. Edward G. Robinson es uno de mis actores favoritos porque sin tener un físico que le acompañara podía hecer cualquir papel a la perfección. No tiene nada que ver el que vemos aquí con el despiadado gangster de "Cayo Largo", por ejemplo.

pepa mas gisbert dijo...

Lo que da de si un cuadro de mujer, en esta y en otras muchas películas.

Un abrazo

Einer dijo...

Gran película. Es lo que pasa cuando se juntan un buen director, buenos actores y una buena historia. Por cierto, no te he dicho nada pero el relato de la entrada anterior es magnífico.

Marcos Callau dijo...

Sí Alma... en Jennie, Laura, en Perversidad... Es un tema bastante recurrente y muy fructífero. siempre el resultado, en estos casos, fue formidable.

Muchas gracias Einer por comentar lo del relato, todo un detalle que te agradezco mucho.

roberto dijo...

Un peliculón y una entrada a la altura. Dan ganas de volverla a ver...
Un abrazo.

Kinezoe dijo...

Totalmente de acuerdo en todo lo que dices, Marcos. El final de "Perversidad" ("Scarlet Street") es mucho mejor que éste. Aun así, hablamos de una obra maestra como la copa de un pino. Un clásico al que nunca está de más echarle un revisionado de vez en cuando para que no se nos olvide lo que es verdaderamente CINE.

Saludos.

Marcos Callau dijo...

Hacía tiempo que no la veía, Roberto. Mereció lapena revisarla. Mejora con el tiempo, como el buen vino.

Sí señor, Kinezoe, una obra maestra del cine negro. Como bien señalas, ésto es cine en estado puro.

Arvikis dijo...

Entiendo la sensación esa que cuentas al principio en el Centro Comercial, sin gente vacío. Debe ser como esos lugares de playa del verano que estando abarrotados de gente, los ves en invierno, sin sol con todos los "chiringuitos" cerrados. Como un pueblo fantasma, sin almas. De Joan Bennett + Edward G. Robinson + Fritz Lang = OBRA MAESTRA
Un saludo

Marcos Callau dijo...

Arvikis, sabía que te ibas a quedar con lo más literario del tema. Lo de pueblo fantasma también es una buena forma de definirlo. En lo de obra maestra, lógicamente pensamos lo mismo. Un abrazo.

Amaya dijo...

Descubrí Fritz Lang gracias a tí... y desde entonces no te perdono, je je, ¡qué buena recomendación!

Désirée dijo...

Es una peli preciosa.
La vi en la filmoteca de la universidad hará unos 18 años.
Pr cierto, padezco de insomnio y creo que tenemos amigos comunes.

Marcos Callau dijo...

Gracias, Amaya. Yo descubrí a Fritz Lang hace relativamente oco y me ha encantado. Fue único.

Bienvenida Démo forever. Qué maravilla haber podido disfrutar en la filmoteca de esta película. Yo también sufro de insomnio en según que noches... y entonces es fácil que tengamos amigos comunes. Gracias por visitarme.